lunes, 21 de octubre de 2013

Hondureño triunfa como comediante en Hollywood

Hondureño triunfa como comediante en Hollywood


Nueva York, Estados Unidos
Carlos Mencía es uno de los comediantes más exitosos y reconocidos en Estados Unidos.
Este multifacético personaje nos habló con marcado acento catracho acerca de sus raíces, su niñez en Honduras y el camino que ha recorrido desde el valle de Sico, en Colón, hasta los más prestigiosos círculos en Hollywood.

-Hola, Carlos. Me siento muy orgulloso de su trabajo en Hollywood. Cuéntenos de usted y su carrera para la gente de Honduras que no lo conoce.
La verdad no creo que muchos hondureños me conozcan, de hecho mi familia es del departamento de Colón, del valle de Sico. Viví allí mucho tiempo, pero soy de San Pedro Sula, el hijo número diecisiete de dieciocho en mi extensa familia. Al llegar aquí a Estados Unidos éramos muy pocos hondureños, entonces mucha gente cree que soy mexicano porque te terminas asociando con ese tipo de gente.
Yo llegué aquí cuando tenía solo siete meses, pero mi mamá y mi papá viajaban a Honduras muy a menudo, al igual que yo; de hecho hubo un tiempo en que fui a la escuela allá. Estudié en el Instituto San Isidro, de La Ceiba, año y medio.

-Hábleme de su pueblo. ¿Qué recuerda de su niñez en ese sitio?
Sico es un pueblito bien chiquito. Allí es donde me crié. En aquel tiempo ni se podía llegar por carretera, tenías que ir en un bote a Palacios y de allí buscábamos los medios para llegar al pueblo. Mi papá fue el que construyó el camino por la montaña.
-¿Qué recuerda de los habitantes de Sico, sus paisanos?
La gente es muy humilde, son muy felices. Me encantaba ir, en especial cuando tenía problemas acá. Me iba a Honduras y visitaba las casas de mis amigos. Ellos no tenían nada y me ofrecían el último pedazo de queso, el café que no tenían, iban a comprar azúcar sin tener dinero. Esas cosas me daban una perspectiva necesaria.
Luego las cosas cambiaron cuando la gente empezó a tener acceso a la tecnología y ver lo que otros tenían. Alguien nos regaló un generador, abrieron caminos y llegaban carros allá. Luego teníamos un satélite y las personas empezaron a ver lo que tenía la gente en otros países y algunos se enfermaron y ya no los miraba tan contentos.
-¿Cómo inició todo esto de la comedia?
Cuando le comuniqué a mi familia que me dedicaría a esto hicieron una reunión y me dijeron "¡qué estúpido eres!".
Soy ingeniero eléctrico y mi gente me decía que ya había ido a la escuela, que allí había un trabajo para mí. El último que habló fue mi papá y ¿sabe qué me dijo? “Te traje a este país para que seas feliz. No me importa lo que hagas con tu vida. Yo ya viví la mía. De ahora en adelante es cosa tuya. Si quieres estar en un circo y ser payaso, no me importa. Solo quiero que estés contento y a la mi…. con todos estos, viví tu vida".
-¿Cómo se siente como hondureño al haber alcanzado este éxito en Hollywood?
Lo más difícil de haber logrado el éxito es saber que no puedo regresar a mi pueblo, ese sitio donde crecí lleno de humildad. Soy millonario, soy destacado, me ven en la televisión y no puedo ir allá y decirle a la gente "no importa lo que ustedes tienen; sean felices, eso es lo más importante, esa es la riqueza que ustedes me han dado"; pero la gente no me va a creer, me dirá que es fácil para mí hablar toda esa mi… "Vos tenés todo lo que querés, tenés bestias, carros, chanchos, no jo...".
-¿Cómo quiere que lo vean entonces?
Quiero que la gente de mi país me vea destacándome en Estados Unidos y digan "también puedo y mis hijos también podrán", así como América Ferrera y yo lo hemos logrado. La gente de Sico me dio el regalo más grande que he recibido, que es la humildad. No hago esto por dinero, lo hago porque me gusta.

Durante nuestra entrevista, Carlos demostró ser una persona muy sencilla, humilde y carismática, que pese al glamur de Hollywood, la fama, el éxito y el dinero acumulado mantiene vivos los valores que le fueron inculcados desde la niñez en su añorado valle de Sico, donde, asegura el actor, ha vivido los mejores momentos de su vida.